lunes, 8 de noviembre de 2010

Vampire Weekend nos trae ... Horchata


Solo me viene una palabra a la cabeza cuando pienso en Vampire Weekend: Vitalidad. Sí, esa es la palabra, vitalidad. La cual le viene de perlas a este lunes frío del mes de noviembre.
A pesar de que su música encaja a la perfección dentro del patrón de indie-rock anglosajón, destaca, la calidez de los instrumentos y en especial por las texturas soleadas de los teclados y una base que mira hacia los ritmos caribeños y africanos y porqué no decirlo tambien, un tanto freakie. El comienzo de su disco debut, Vampire Weekend (2008), es de quitarse el sombrero, con “Mansard Roof”, “Oxford Comma” y “A-Punk”.

Vampire Weekend – Oxford Comma (2008)
http://www.youtube.com/watch?v=P_i1xk07o4g



En su nuevo trabajo, Contra (2010), las canciones siguen siendo tan inspiradas y refrescantes como en su debut. Desde el cálido tema “Horchata” hasta el bullicioso tramo final formado por “Run”, “Cousins” o “Diplomat’s Song”. Vampire Weekend se ha atrevido lo justo y necesario, una reinvención prometedora para un disco que lejos de prometer inspiraba continuismo, Contra no pudo ser mejor.

El motivo de que dicho grupo se merezca una reseña en este modesto blog, es el hecho de que esta semana (13/10) actuarán en la sala Razzmatazz de Barcelona, entradas ya agotadas.

lunes, 18 de octubre de 2010

Toque vintage para el otoño: Autumn Leaves





Impecable, sobrio y al mismo tiempo emocionante y reconocible, Eric Clapton propone mediante Autumn Leaves, un blues aderezado con toques de gospel y jazz. Autumn Leaves es la última pieza del último disco de Eric Clapton (Clapton, 2010). En este clásico, Clapton consigue capturar con reverencia el aire vintage de las calles de Nueva Orleans.

Un Solo de guitarra en el desvanecer de la composición, fluyendo sin pretensiones sirve para evocar al público a una de esas frías tardes de otoño.

Es por ello que ahora a la edad de 65 años, Eric Clapton, que no tiene nada que demostrar como cantante, guitarrista e icono de la música rock, puede venir como una sorpresa de tal dimensión. Así como su imagen en la portada, Clapton puede estar orgulloso de sus logros en la música y este disco es sin duda uno de ellos.




martes, 21 de septiembre de 2010

Fijo en BCN

Para todos, primero fue un juguete, para algunos, un deporte y después una afición y finalmente pasó a ser un trasto. Años más tarde, recuperó de nuevo el papel como medio de transporte - descubriendo las plegables y con ello la revolución del Bicing. Ahora llega la moda fixie y con ella de nuevo: un juguete, un deporte, una afición y un estilo.


¿Qué es una Fixie?

El término fixie no aparece en el diccionario, proviene de la abreviatura fixed gear o engranaje fijo. No te resultará complicado reconocer a una Fixie ya que está compuesta por un cuadro, un manillar, un sillín, 2 ruedas, un par de pedales y una cadena. No más. Nada de frenos ni de piñones. 

El fenómeno fixie queda definido por la célebre frase de Antoine de Saint Exupery: “La perfección no se consigue cuando ya no queda nada por añadir, sino cuando no queda nada por quitar” esta fórmula transcrita al mundo de las bicicletas se traduce como la pureza máxima: un hierro con dos ruedas. Su diseño sobrio recuerda por una parte a las bicicletas de los bici-mensajeros: ágiles, rápidas, simples y por otra a las utilizadas en los velódromos en las disciplinas de ciclismo en pista.

Fotografía cortesía de David Muselli

¿Por qué una Fixie?

Fixie inc. es una fábrica alemana especializada en este tipo de bicicletas. Fue creada por dos mensajeros en la ciudad de Karlsruhe. La Fixie es una bicicleta muy ligera - al no disponer de cambios ni frenos -. La cadena es bastante más corta, y al no existir desviadores, ni palancas de cambio, ni otros piñones, la trasmisión del esfuerzo de los pedales a la rueda es más directa. ¿Y como se frena? Pues bien, el hecho que la rueda y el pedal estén fijados implica que cuando la bici está en movimiento no se puede dejar de pedalear. Para detenerla hay que hacer fuerza directamente sobre los pedales para que giren más lentamente y, con ellos, la rueda a la que van fijados. Por todo ello, la Fixie encarna la perfecta adaptación de la bicicleta a la ciudad; permitiéndote rodar en un tráfico urbano denso en él que se requiere una máquina con gran capacidad de respuesta para poder negociar coches y demás obstáculos con cierta precisión y agilidad, una virtud característica de las bicicletas de piñón fijo debido a su transmisión directa. Pero dominar una Fixie requiere un período de aclimatación y, porqué no advertirlo, una buena forma física, por ello es recomendable alquilar o probar una previamente ya que la filosofía Fixie puede no ser apta para todos los públicos.

Fotografía cortesía de David Muselli
Breve historia de la Fixie

Ahora que ya les has podido poner nombre, te habrás fijado que detrás de las Fixie hay una cultura que está empezando a despuntar. Inicialmente, estos repartidores que sacaron las bicicletas de piñón fijo del velódromo optaron por ellas por su sencillez, ya que requieren poco mantenimiento y porqué en aquel momento no eran suficientemente atractivas para el ladrón oportunista.

Encontrar las causas y azares de la cultura fixie no es sencillo. El movimiento fixie nace a partir de un diverso y no organizado grupo de apasionados de la bicicleta y entusiastas de la mecánica que a raíz del lema DIY - Do It Yourselve -  y la cultura del reciclaje proponían una vuelta a máquinas mucho más sencillas, fiables, montadas por uno mismo a partir de cuadros y componentes de fácil disponibilidad, y en las que lo importante era que la bicicleta satisficiera las necesidades reales del usuario. Así, y frente a una industria empeñada en vendernos bicicletas ultra ligeras de fibra de carbono o componentes construidos con formas y materiales cada vez mas exóticos pero de difícil mantenimiento e imposible reparación, todo ello además a unos precios exorbitantes, es como hace frente el piñón fijo. Sin además mencionar, la satisfacción que produce el montarse uno mismo su propia bicicleta ajustada a sus necesidades y gustos personales,  eso es algo que ninguna gran marca de bicicletas puede ofrecer ni que tampoco se pueda comprar.

Otro aspecto que ayuda a explicar el fenómeno fixie es el irreversible auge de la bicicleta como medio de transporte alternativo en los grandes centros urbanos. Este hecho, íntimamente ligado a movimientos ecologistas (mediante concentraciones ciclistas como “Critical Mass”) se ha ido extendiendo por todas las ciudades del mundo logrando que la opinión pública vuelva a la atención hacia la bicicleta como una forma eficiente, saludable y ecológica de desplazarse por las ciudades. Así pues, las olvidadas virtudes de las bicicletas tradicionales de ciudad y paseo, que habían estado confinadas a los Países Bajos, Alemania y Escandinavia, han vuelto a ser apreciadas por una nueva generación de ciclistas urbanos atenta principalmente, a nuevos criterios como utilidad y estilo.
 
Fixie bikes: última tendencia en moda urbana
Obviamente, el idilio con la fixie va más allá. El hecho de añadir nuevos componentes a las bicicletas hace que sus usuarios (en su mayor parte) cuiden de forma minuciosa cada detalle de su bicicleta. Blogs como Corpus Fixie o My Beautiful Parking son buenos ejemplos – y referentes –  para hacernos una idea de todo lo que gira alrededor de esta cultura urbana, concretamente en la ciudad de Barcelona.

De esta forma, surge por primera vez, una estética asociada al uso de la bicicleta urbana. Indumentaria urbana con aire vintage y un cierto punto de sofisticación.

A partir de ahora, no te resultará tan extraño toparte con la celebración de una carrera urbana o también conocida como alleycats, improvisados partidos de polo con bicicletas (bike polo), y competiciones de destreza y trucos con bicicletas de piñón fijo (skids, trackstands). 

Bike Polo Sessions. Fotografía cortesía de David Muselli

El fenómeno fixie ha servido como principal catalizador de toda una emergente subcultura urbana en torno a las bicicletas de piñón fijo que de esta forma, podríamos decir, han pasado a convertirse casi en un símbolo de un estilo y forma de entender la vida.